miércoles, 14 de marzo de 2018

En la previa del 21F, Macri sueña con un Moyano preso y el camionero apuesta a copar la 9 de Julio

Durante el retiro espiritual de Mauricio Macri con su gabinete en las costas de Chapadmalal dos temas estuvieron presentes de manera muy puntual. Uno fue la reelección para el 2019 y el otro, la movilización de Hugo Moyano proyectada para el próximo miércoles. Tras las exposiciones ministeriales, hubo un cónclave de tres horas que sirvió para debatir sobre política. Marcos Peña abrió el debate y cada uno de los ministros fue levantando la mano, para pedir la palabra y exponer su propio punto de vista.




Las conclusiones aparecieron después de 180 minutos de charlas, chicanas y sonrisas compartidas: Macri va por por un nuevo período de gobierno, aún no se sabe quien lo acompañará en la fórmula, pero antes es indispensable enderezar la economía y, sin el peronismo unido, los sueños de poder serán más fáciles de realizar.
También el jefe de Estado le pidió a sus primeras espadas que salgan a defender las banderas de Cambiemos y pongan presencia en los temas más sensibles. El Presidente además bajó letra en lo que tiene que ver con la pelea frente a los peces gordos del sindicalismo, principalmente con el camionero Hugo Moyano."Esta no es una guerra de Macri vs Moyano, es del gobierno y quiero que todos se involucren", añadió el jefe de Estado quien desea ver un Moyano preso lo antes posible. Cree que la pulseada con el camionero le ayudará a revertir  la caída de su imagen estimada en 12 puntos, a raíz  de la complicada situación económica.
Frente a los antecedentes de violencia política de diciembre todavía latentes, el presidente y el jefe del gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, resolvieron reforzar el operativo de seguridad para el acto del miércoles próximo en la avenida 9 de Julio.
Larreta ya tomó una resolución clave: la Policía de la Ciudad estará preparada ese día para intervenir y llevará todo el armamento antidisturbios que ordena el protocolo: postas de goma, gases lacrimógenos, escudos y carros hidrantes.
En los pasillos de la Casa Rosada se comenta que la movilización del miércoles será una suerte de “declaración de guerra” contra el Gobierno, que trabaja contrarreloj para “vaciar” la movilización de sindicalistas de peso. Está claro, que Moyano, se juega su futuro personal y político. Sin el apoyo de la mayoría de los secretarios generales de la CGT, busca copar la 9 de Julio y demostrar su poder de fuego.
El objetivo es llevar al menos 300 mil personas para abarrotar la principal avenida porteña desde la intersección con avenida Belgrano hasta la autopista 9 de Julio Sur. El palco estará ubicado  a espaldas del emblemático edificio del ex Ministerio de Obras Públicas. Repite así el lugar elegido por Evita para “renunciar a los honores, pero no a la lucha”. Allí, también, Camioneros había realizado dos actos en los tiempos de la alianza con el kirchnerismo gobernante.
Contribuirán al objetivo de desbordar la 9 de Julio el propio gremio de Camioneros, que promete llevar entre 80 y 100 mil manifestantes; las dos CTA y sus principales gremios, los estatales de ATE y los docentes de la Ctera; el triunvirato de San Cayetano que nuclea a la CCC, la CTEP y Barrios de Pie; los gremios de la Corriente Federal de Trabajadores que lidera el bancario Sergio Palazzo, y otros gremios de la CGT aliados al moyanismo.
También hay expectativa de que grupos independientes se sumen a las columnas que movilizarán los intendentes del PJ aliados y agrupaciones políticas como Unidad Ciudadana y La Cámpora, que han salido públicamente a defender la marcha.
En el moyanismo se apostó esta semana a lograr un as en la manga que termine de consolidar la convocatoria y muestre que aún mantiene un pie firme en la CGT. Por un lado, se garantizó la presencia de la Juventud Sindical, y por el otro, Pablo Moyano comandó un fuerte esfuerzo para lograr que seccionales de gremios nacionales que no se movilizarán también aporten militantes. Los casos más destacados son la seccionales de la UOM y de Luz y Fuerza, que llevarían tropa propia a pesar de que sus secretarios generales, Antonio Caló y Guillermo Moser –respectivamente– no han adherido a la iniciativa.
El conjunto de manifestantes previstos el próximo miércoles se completa con el aporte de las principales agrupaciones de izquierda políticas y gremiales. El objetivo será presentar una columna independiente, que no solo sume sus protestas contra el Gobierno sino también eleve la demanda de un plan de lucha que continúe la iniciativa del 21F.
Como telón de fondo de este enfrentamiento aparece la sombra de una causa que complica a Pablo Moyano, secretario adjunto de Camioneros. La ofensiva judicial que más preocupa a su padre es, justamente, la que afecta a su combativo hijo. El Gobierno, que ya recibió algunas señales, espera que entre marzo y abril haya novedades e, incluso, hay quienes deslizan que podría terminar preso.
En el Juzgado de Garantías Nº 8 de Lomas de Zamora, a cargo de Gabriel Vitale, avanza en las investigación de las irregularidades detectadas en Independiente por desvío –y presunto lavado– de dinero en distintos negociados de la barra brava. El fiscal adjunto de Lomas, Sebastián Scalera (el mismo que llevó la causa por La Salada), no se quiere apurar a llamarlo a indagatoria sin antes fortalecer el frente de pruebas. “Estamos trabajando, no está madura la fruta aún y no podemos fallar”, manifestó una fuente cercana a la causa. La investigación cuenta con el apoyo de la Gobernación bonaerense y de la Procuración General, cuyo titular y jefe de los fiscales de la Provincia, el abogado Julio Conte Grand, fue, hasta noviembre de 2016, secretario de Legal y Técnica de María Eugenia Vidal.
En el oficialismo no dudan acerca de la causa sobre Pablo. “Está muy complicado y eso va a terminar con un efecto de espiralización del gremio, y ahí se abre otro juego”, aseguran en el oficialismo. Y agregan que ya hay funcionarios y analistas mirando muy de cerca al sindicato de Camioneros si la situación del clan Moyano se complica y deciden bloquear el país. En otras palabras: por primera vez, el Gobierno analiza intervenir el gremio si el conflicto se sale de caja. Es una hipótesis de trabajo a la que el ministro del área, Jorge Triaca, no quiere llegar. Pero, por las dudas, ya mandó a auditar el sindicato con la Dirección de Asociaciones Sindicales para que presenten balances adeudados.
Frente a este cuadro de situación, Pablo Moyano se acercó a Máximo Kirchner, para trabajar en la construcción de un amplio espacio político que tendrá su expresión sindical este miércoles, en el acto convocado por los camioneros contra el modelo económico del gobierno.
Las versiones dan cuenta que los contactos telefónicos entre ambos dirigentes comenzaron a fines de 2017 para articular la resistencia callejera y parlamentaria a la reforma laboral, y se mantienen por estos días de manera directa o a través de terceros.
El líder de La Cámpora y Moyano Jr. están abocados a encastrar cada una de las piezas que dará musculatura al frente opositor, y que sin dudas dará sus primeros pasos el próximo miércoles en la Avenida 9 de Julio y Belgrano. De todas maneras, en el oficialismo levantan la guardia y admiten que un Moyano debilitado igual es complicado: “Hoy Hugo es un león hervíboro, quizá no te mata pero te come un brazo”, lo definen.
Si Macri sale bien o mal parado de esta batalla contra Moyano, es secundario. Lo que necesita la ciudadanía es un presidente que dé muestras de fortaleza, que exprese lucidez y voluntad de justicia con los que menos tienen. Y ese presidente, por ahora, no ha aparecido en escena.

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