viernes, 10 de noviembre de 2017

Llegó la misión del Fondo Monetario y afila el acero para monitorear el nuevo plan de ajuste

Los ancianos viven demasiado y eso es un riesgo para la economía global. Tenemos que hacer algo ya". La frase pertenece a Cristine Lagarde (foto), la titular del Fondo Monetario Internacional. Una mujer de hielo, que muestra sin reparos el corazón de acero de un organismo siempre ávido de dinero.



"Los ancianos viven demasiado y eso es un riesgo para la economía global. Tenemos que hacer algo ya". La frase pertenece a Cristine Lagarde (foto), la titular del Fondo Monetario Internacional. Una mujer  de hielo, que muestra sin reparos el corazón de acero de un organismo siempre ávido de dinero. Una misión del FMI se ha instalado en las últimas horas en nuestro país para monitorear las cuentas públicas y las nuevas medidas de ajuste que anunciará el Presidente durante la semana y que son parte del mega plan hacia el 2019. Para este año, Argentina deberá pagar unos 68 mil millones de dólares por vencimiento de deuda, más del doble de lo que lo que tuvo que desembolsar por ese mismo concepto en 2016.Pero no es todo, ya que según el presupuesto enviado al Congreso, solo en intereses, el gobierno de Cambiemos deberá desembolsar 406 mil millones de pesos durante el 2018. Unos 1.100 millones por día o 46 millones de pesos por hora. De esta manera, los servicios de la deuda, serán el principal gasto de la administración central que se llevará 28 pesos por cada 100 presupuestados. 
La misión en su visita de septiembre de 2016, la primera en una década, ya que el kirchnerismo se había peleado con el organismo internacional y no aceptaba revisiones, quedó satisfecha frente a la hoja de ruta del gobierno. Consideró acertada la liberación del tipo de cambio, el arreglo con los bonistas, la eliminación de barreras comerciales, la fuerte reducción de subsidios y la fijación de metas decrecientes de inflación. En aquella ocasión los directores del FMI "elogiaron las ambiciosas reformas emprendidas por el nuevo gobierno" . Y además, "recalcaron la importancia de una estrecha interacción entre las autoridades y el personal técnico de cara al futuro".
A partir de hoy, cuando empiecen las entrevistas, los técnicos llegados de Estados Unidos encontrarán que las buenas señales recogidas en su visita anterior ya se han transformado en hechos palpables. Además de las medidas tomadas, el gobierno mostrará esta semana la agenda que pondrá en el centro de la negociación con gobernadores y gremialistas. Allí se contemplan reformas laborales e impositivas y se reduce el margen de acción en el gasto de las administraciones provinciales. También se anunciará una suerte de shock fiscal proempresa, con baja de impuestos para seducir a futuros inversores. Esto contemplará la reducción de impuesto a las ganancias que pagan las compañías.También la Provincia y el gobierno de la Ciudad, disminuirán ingresos brutos y sellos a comercios e industrias.
Como en las décadas de los 70 y los 90, los representantes extranjeros vienen con instrucciones de auditar la macroeconomía y van a garantizar el cumplimiento de sus clásicas recetas recesivas. Tienen que ver con acelerar  la reducción del déficit fiscal; mantener una política monetaria restrictiva de altas tasas de interés como freno a la inflación; aumentar tarifas y recortar subsidios; racionalizar el gasto público incluyendo a los salarios; flexibilizar el mercado laboral; rebajar impuestos a  personas y empresas y abrir más la economía.
 
EL PRESIDENTE QUE ODIABA EL MONITOREO
 
Néstor Kirchner, sabía que endeudarse no es gratis. Por eso, lo primero que hizo fue pagar  los compromisos con los acreedores externos. El ex presidente, aborrecía las misiones extranjeras poniéndole el aliento en la nuca sobre las cuentas públicas. No quería que le impusieran hacer deberes de alto costo social. Pero hoy, el escenario es otro. Hasta ahora, el país se endeudó  a razón demás de 100 millones de dólares por día desde que asumió Mauricio Macri. No obstante, el año próximo la ecuación trepará sensiblemente. Hoy Argentina está en los primeros lugares del ranking mundial de países deudores.
Encima, luego de que el Presidente alentara a la población, pero principalmente a la dirigencia política a "no tenerle miedo a las reformas, porque significa crecer", el Jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, firmaron la Decisión Administrativa 942 que modificó el Presupuesto General de la Administración Nacional para el Ejercicio 2017 en $21.494 millones, aunque el efecto neto negativo se reduce a $10.443 millones, porque se agregaron $11.051 millones de recursos tributarios superiores a los previstos engrosando el rojo fiscal. En este caso, se justificó la medida publicada en el Boletín Oficial en la necesidad de reforzar partidas para el pago de salarios en diversas jurisdicciones.
Lo que no se explican los observadores, es como un Gobierno que en su discurso se muestra decidido a bajar el déficit de las finanzas públicas y ha fijado las correspondientes metas de reducción gradual, junto con pautas de inflación, no pueda terminar con una vieja práctica de enviar al Congreso, un Presupuesto sin las adecuadas estimaciones de gastos básicos, como son los correspondientes a los pagos de salarios y jubilaciones.
 
UNA AVALANCHA DE INTERESES
 
Según el documento enviado al Congreso, solo en intereses, el gobierno de Cambiemos pagará 406 mil millones de pesos durante el 2018. Unos 1.100 millones por día o 46 millones de pesos por hora. De esta manera, los servicios de la deuda, será el principal gasto de la administración central que se llevará 28 pesos por cada 100 presupuestados. La cifra no contempla el pago de capital, ni de todos los intereses que se deben, los que pasaran a ser parte del capital. 
Tampoco se puede ignorar, que las tasas de interés arriba del 27 por ciento, no son la única distorsión de la macroeconomía que se viene acumulando en los últimos 22 meses. El desequilibrio del sector externo, que es cubierto por un constante ingreso de deuda con inversores del extranjero, es otro de los puntos urticantes de desorden en el actual modelo económico. 
El rojo comercial ya supera los 700 millones de dólares mensuales y muestra un incremento muy superior de las importaciones respecto de las exportaciones. A todas luces, resulta preocupante este combo de tasas altas, dólar planchado e importaciones aumentando de forma acelerada. La película es la misma del pasado, que siempre terminó en episodios de fuerte crisis.
 
MANOS A LAS CUENTAS
 
Ahora habrá que empezar a observar la parte dura de la historia. Será Roberto Cardarelli, el encargado y la voz cantante del FMI, en un grupo de cinco economistas que durante dos semanas mantendrá reuniones con distintos funcionarios nacionales. También harán lo propio, con representantes del sector privado buscando medir todas las pulsaciones de la economía.
Los ministros de Hacienda, Nicolás Dujovne, el de Finanzas, Luis Caputo, y el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, se encargarán de explicar a los técnicos del FMI las últimas medidas tomadas por el Gobierno y también cómo serán las reformas que se encararán, algunas de ellas a través del Congreso.
Entre estas propuestas, hay temas que seguramente levantarán fuertes discusiones en diferentes sectores. Por ejemplo, los proyectos de reforma laboral, tributaria, previsional que queda para el 2019, de financiamiento de la política, de desburocratización del Estado (nacional, provincial y municipal) y el revalúo fiscal del Impuesto a las Ganancias para empresas.
También habrá que decidir sobre la continuidad o no de la Emergencia Económica y de qué manera se asignarán los recursos al Fondo del Conurbano bonaerense, que la gobernadora María Eugenia Vidal está esperando con las manos abiertas.
 
LOS GOBERNADORES BAJO LA LUPA
 
 Además, en la mira del Gobierno está el proyecto de ley de Responsabilidad Penal Empresaria, que establece sanciones para los delitos de cohecho y tráfico de influencias, negociaciones incompatibles con el ejercicio de las funciones públicas y enriquecimiento ilícito de funcionarios y empleados, entre otros delitos. 
No obstante, uno de los temas sensibles que siguen especialmente los técnicos del FMI,  es el proyecto de Ley de Responsabilidad Fiscal, cuyo objetivo es establecer criterios para garantizar la solvencia de las cuentas públicas provinciales.
Se trata de un verdadero programa de premios y castigos de la Nación hacia las provincias. Contempla un estricto régimen de control de cuentas del gobierno central al interior y apunta a regular el esquema de fondos que se giran desde la Casa Rosada a los gobernadores. También habrá severas restricciones a quienes pretendan engrosar las plantas con nuevos nombramientos de personal.
Entre algunas observaciones que hizo el Fondo en su último informe, se pone énfasis que "Argentina es vulnerable a los vaivenes de la economía global y no será posible mantener por muchos años más el déficit fiscal que llega a casi 6 puntos del PBI". Casi todos los países miembros del organismo multilateral permiten estas inspecciones, con la excepción de Venezuela, Somalía, Siria, República Centroafricana y Eritrea. 
Desde Washington, el comentario que llega sostiene que antes de las elecciones había una percepción positiva sobre el proceso de reformas, pero ahora están preocupados por el alto nivel de inflación, el déficit fiscal y la tendencia del endeudamiento.
Al principio, el FMI siempre pone su mejor cara en el auxilio de las cuentas públicas. Pero la historia muestra, que la película siempre terminó de la misma manera: con la platea secándose las lágrimas.

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