martes, 25 de julio de 2017

El 75% de los hospitales bonaerenses se caen a pedazos y las obras no aparecen

El escenario es lo más parecido a un enfermo terminal con las horas contadas. Es parte de la realidad, que el sistema de salud bonaerense se cae a pedazos por donde se lo mire. Será una carga para María Eugenia Vidal, después del estrepitoso fracaso de la ex ministra Zulma Ortíz.



Durante la campaña, la gobernadora podrá mostrar obras de infraestructura que están en marcha, pero en lo que tiene que ver con la política sanitaria, su administración se encuentra floja de papeles. El 75% de los hospitales bonaerenses se encuentran más para ser demolidos, que para prestar un servicio eficiente y las carencias se van agravando, según se denuncia desde el frente gremial. 
La dramática postal, tiene que ver con que a  menos de dos años de gestión, la ex ministra del área, Zulma Ortíz, que venía como una promesa y sobrados pergaminos de organismos internacionales, derrapó y terminó dejando a la cartera en el muro de los lamentos. Ortiz llegó a la función pública por la recomendación de Farmacity, la cadena más importante de farmacias del país. Lo hizo con una impronta de técnica y sin recorrido político. Sus antecedentes dentro de la medicina abundan: “Médica Reumatóloga, Master en Epidemiología, Gestión y Políticas de Salud, Universidad de Lanús. Research Fellowship en Epidemiología Clínica e Investigación en Servicios de Salud, Universidad de Ottawa, Canadá. Docente de la UBA. Especialista en Epidemiología de Campo, Universidad de Tucumán. Asesora del Comité de Investigación de la OPS y Asesora en Salud y Nutrición, UNICEF Argentina”. En su currículum, entran además, más de 20 premios e investigaciones. También es autora de más de 70 publicaciones nacionales e internacionales sobre la salud. "Muchos títulos, poco barro y falta de cintura", sostienen sus detractores.
Tras la renuncia, el lugar de Ortíz fue ocupado por Andrés Scarsi, ex jefe de Gabinete de esa cartera, quien fue secretario en el Ministerio de Salud nacional. Scarsi es médico, diplomado en Salud Pública, fue asesor del ex ministro de Salud porteño Jorge Lemus, desde 2007 hasta 2011, y director general de planificación sanitaria de la Ciudad de Buenos Aires hasta 2015. En diciembre de ese año asumió como secretario de Salud del municipio de Lanús, bajo la intendencia de Néstor Grindetti, pero el 6 de julio de 2016 dejó el cargo para recalar en el Ministerio de Salud bonaerense, como jefe de Gabinete de Ortiz. 
Pero aún hoy, Ortiz es señalada como culpable de lo que pasa en el mundo de los guardapolvos blancos. Brotan voces críticas desde los municipios y del sector gremial. Hay paritarias sin resolver, la mayoría de los hospitales que se caen a pedazos  y servicios al borde del colapso. Y en el centro de la escena, se encuentran los requerimientos de millones de bonaerenses afectados por la pobreza y la falta de empleo. El panorama podría coronar, con las siguientes vertientes: malas condiciones de trabajo, sueldos bajos que no permiten cubrir vacantes, edificios en estado calamitoso, largas esperas, falta de insumos y situaciones de violencia que ponen en riesgo la vida de los profesionales. Además, atento a la ola de miles de nuevos desocupados, las demandas se multiplican en todos los distritos. 
UN MINISTERIO VACIADO
Las denuncias que se recogen en los hospitales señalan que "el ministerio está vaciado y es notoria la falta de camas para derivaciones". Otra de las cuestiones que le endilgan a Ortíz, es el retraso en el cobro por las prestaciones de obras sociales, recortes en las prepagas y el desfinanciamiento del sistema. Además, sostienen que una prestación por PAMI o por IOMA, que se cobraban a 60 días, las extendieron a seis meses. También las fuentes añadieron que con la suba del dólar aumentaron todos los insumos y se amplió la demanda de medicamentos en los hospitales locales por parte de jubilados que no pueden acceder a sus remedios a través de PAMI, lo cual los pone al borde de quedarse sin stock. 
Desde los organismos sindicales aseguran que 53 de los 79 establecimientos que dependen de la Provincia se encuentran en estado crítico en materia edilicia, la mayoría para ser demolidos. Frente a este cuadro de situación, los profesionales vienen de un largo peregrinar de huelgas y protestas estériles . 
En el mundo de los guardapolvos blancos, hay casos realmente dramáticos, como el del hospital de pediatría Lucio Meléndez de Adrogué, que debería ser demolido pero es la prueba cabal de la desidia. Hasta sale agua de los enchufes. Allí los médicos atienden a unos 120 chicos en cada turno de 12 horas y los pacientes deben esperar hasta 10 horas. Penetrar en la geografía del Meléndez, es toparse con laberintos oscuros, salas improvisadas, entrepisos, tabiques, instalaciones eléctricas precarias y parches temporales que quedaron para siempre.La última obra fue un tomógrafo que se instaló en el estacionamiento.
Para acceder a él, los pacientes deben salir al exterior, sin ningún tipo de resguardo. De otro lado del estacionamiento, bajo un alero de menos de un metro, deben aguardar los pacientes que hacen quimioterapia. Como si fuera poco, la sala donde reciben por vena la droga oncológica, un ámbito que necesita buena calidad de vida, es pequeña y con poca ventilación. Llegar a la guardia de este hospital es un verdadero vía crucis. No hay policías, por lo que los médicos quedan a merced de todos los peligros. Muchos pacientes son violentos y exigen ser atendidos de inmediato, sin darse cuenta que los profesionales muchas veces están en medio de una maniobra de resucitación.
Hay antecedentes frescos en la memoria que ponen los pelos de punta, como el de una familia que cansada de esperar, quemó una camilla. Además, lejos de mejorar y pese a las promesas,  la situación se agrava cada día.Según denuncian las organizaciones gremiales, las razones hay que buscarlas en que ni siquiera se estarían ejecutando muchas de las partidas contempladas en el presupuesto aprobado por la Legislatura.
LA PENOSA POSTAL DEL HOSPITAL DE NIÑOS
Otra de las postales del deterioro, es el Hospital de Niños Sor María Ludovica de La Plata, que recibe pacientes de toda la Provincia. Allí es notoria de carencia de profesionales, la falta insumos básicos y casi todo se emparcha ante la falta de personal de mantenimiento. Si bien se inauguró la guardia nueva, hay sectores como otorrino en el subsuelo sobre la calle 14, donde los delegados gremiales denuncian que se cayeron los techos. En cuanto a cirugías, las esperas son muy prolongadas, porque se está trabajando en el nuevo quirófano. El pabellón de lactantes también está en veremos y la sala 16 hace más de un año que se encuentra en obra. Este cuadro, es por la falta de inversión y los insumos se van a comprando a medida que se necesitan. 
A Zulma Ortíz los gremios también le achacan haber provocado un escenario de permanente conflictividad. Tiene que ver con la falta de diálogo y no haberse involucrado jamás en las discusiones paritarias. Según Guillermo Pacagnini, secretario general de la CICOP, que representa a más de diez mil profesionales de la salud de 80 hospitales, "la salida de Ortíz es un reconocimiento al fracaso de la gestión de salud de Vidal. Dejó la paritaria abierta, sin cerrar la pauta de 2016/17, además de incumplir el pase a planta de 1.500 compañeros trabajando en negro y no se cubrieron los agujeros importantes ante la falta de personal. Hay guardias descubiertas, servicios cerrados y no se cubren vacantes por los salarios miserables que pagan", ejemplificó.
LAS OBRAS PROMETIDAS A CUENTAGOTAS
En lo que tiene atañe a las obras de infraestructura, las fuentes sindicales añadieron que se prometieron entre 300 y 400 y "no se cubrió ni el 20%. Se dieron casos como el hospital Bocalandro, donde la pediatría estuvo cerrada mucho tiempo y ahora funciona parcialmente. Tampoco se avanzó en los nosocomios que se iban a construir a nuevos, como los de General Rodríguez o el Meléndez de Adrogué.
Como si esto fuera poco y encima de los bajos sueldos, el Colegio de Médicos bonaerenses determinó que seis de cada diez profesionales de la salud son víctimas de situaciones de violencia en las guardias. Están motivadas por la deficiente prestación del servicio y las largas esperas, que terminan exasperando a los pacientes. La investigación, realizada entre más de 600 médicos, buscaba identificar, de manera eficaz y certera, la magnitud de la problemática. Así, del universo de encuestados, un 57,8 por ciento afirmó haber sufrido algún tipo de violencia en el ámbito laboral, es decir 6 de cada 10 médicos. De ellos, el 89 por ciento fue víctima de violencia verbal y el 69,5 por ciento la sufrió físicamente, la mayoría de las veces en la primera consulta. 
Entre otras cuestiones, el sondeo dejó al descubierto que la mayor parte de las agresiones ocurren durante la mañana y la tarde. Sobre las causas de los ataques, un 32 por ciento respondió de manera violenta ante la demora o el tiempo de espera en la atención, mientras que un 18,2 por ciento reaccionó porque estaba alcoholizado, drogado o padecía alguna patología mental preexistente al momento de la consulta. La salud es uno de los pilares básicos de la sociedad y se hace necesario socorrerla de manera urgente. 

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