martes, 7 de febrero de 2017

Los demonios de la política salieron por las diagonales a recoger ramas caídas

Hay gente que por pudor, debería ocultarse en un sótano. Principalmente, por el daño que le han causado a la política y a las instituciones. Sin embargo, emergen como hongos venenosos, ni bien ven la posibilidad de colar un título en los medios. Aprovechan el drama de los vecinos para lavar culpas.

Es el caso del patético video que subió el concejal del FPV Gabriel Bruera a Facebook, donde se lo ve juntando ramas en una calle de la ciudad. No es ni más ni menos, que la expresión más vergonzante de uno de los demonios de la política local que nos toma de imbéciles y busca que se lo redima de la catarata de sospechas de turbios manejos realizados durante la gestión de su hermano, de la que él también participó activamente . Hizo recordar la actitud que asumió el ex intendente durante la trágica inundación del 2013, cuando estaba de vacaciones en un coqueto club de playa en Brasil. Aquella vez subieron a las redes sociales una foto suya trucha, repartiendo agua mineral por los barrios. Pero definitivamente, no pudieron emparchar la mentira que salió a flote en horas. Inexplicablemente, aún la justicia no ha llegado a rascar hasta el fondo de la olla donde habita lo más negro de aquellos años de bruerismo. Aunque los Bruera no son responsables del fenómeno meteorológico que azotó a La Plata este domingo, colaboraron en parte durante años de gestión inoperante, para servirle en bandeja a las inclemencias del tiempo, una ciudad que colapsa al caer cuatro gotas. Al igual que las tragedias por la inundación del 2 de abril del 2013 y la de la estación de Once, dos expresiones acabadas de la corrupcción, la falta de mantenimiento es una de las causas del deterioro que sufre La Plata. Casi 600 árboles caídos y unas 100 mil personas sin luz y sin agua, a más de 24 horas de haberse cortado el suministro, son algunas de las postales de una ciudad bombardeada, donde las empresas de servicio también se muestran impotentes para ponerle el pecho al desastre de manera rápida y efectiva. El intendente Julio Garro comentó en las últimas horas que hay más de tres mil empleados trabajando en las calles a través de 40 cuadrillas que no han parado desde el domingo a la tarde.Sin embargo, nada alcanza para recomponer un escenario que ya venía avisando que al deterioro solo se lo repara con la voluntad política a través del tiempo, con trabajo y obras.
Garro aseguró que "más allá de la limpieza del Municipio, lo más importante es atacar los casos críticos, los de más urgencia, que son los que todavía tienen riesgo, donde hay árboles que siguen flojos, donde hay cables que están en el piso". Además aseguró que están "trabajando sin parar para que en estas 24/48 horas podamos arreglar este caos".
Lo dramático es que siempre estos fenómenos climáticos se cobran vidas, algo irreparable.La  muerte del joven de 27 años que estaba trabajando de seguridad en un predio, en un camping municipal de la Universidad Católica, es una prueba de ello. Salió de su lugar y  recorrió un camino interno del camping que estaba rodeado de árboles se desprendió un gajo y lamentablemente le produjo la muerte. En un artículo que publiqué la semana pasada en Diario Full, advertí sobre los fenómenos climáticos y la necesidad de acelerar las obras hídricas para evitar otro desastre. Luego las asambleas vecinales y los familiares de los inundados, se sumaron al reclamo avalando nuestro llamado de atención. Es hora del manos a la obra y de armar un fuerte comité de emergencia frente a las contingencias meteológicas que cada vez son más fuertes. El tiempo está avisando y lo peor puede estar por venir. No esperemos que sea demasiado tarde.

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