lunes, 12 de diciembre de 2016

El Gobierno se estrelló contra el muro de los lamentos y pone en riesgo la gobernabilidad

La imagen desencajada de la diputada del PRO, Silvia Lospennato, fue la prueba elocuente de que el oficialismo acusó en el Congreso el golpe más duro de los últimos tiempos. La legisladora vociferó desde su banca contra la oposición por impulsar un proyecto propio de reforma del Impuesto a las Ganancias. Lo hizo sin comprender que en la democracia estas son las reglas del juego. La oposición, le marcó la cancha a Macri, y a la vez le recordó la receta de su propia medicina de campaña.


Fue cuando prometió : "en mi gobierno los trabajadores no pagarán impuesto a las ganancias". La amnesia presidencial, tiene su explicación encubierta. Si se aprobaba el proyecto oficial, iban a pagarlo medio millón de personas más a quienes por ahora el impuesto no alcanza.
Macri también rompió su alianza estratégica con Sergio Massa, la que le permitió en minoría lograr la aprobación de la mayoría de los proyectos de ley que envió al Parlamento. Inútilmente, lo trató de "tonto", aunque en la intimidad lo llama "ventajita". La ira mal disimulada también llegó de la mano de Marcos Peña, quien puso en el centro de la escena a Massa, señalando con énfasis en la poca confiabilidad que le atribuyen a quien, en realidad, ven como su principal amenaza política y electoral. 
Dejando el budismo de lado, en apenas 48 horas, el Presidente sufrió una transformación impensada. Pasó del retiro espiritual a la lucha cuerpo a cuerpo. Los 445 kilómetros que separan Chapadmalal del Congreso lo llevaron al escenario al que le rehúye, pero que no puede evitar.
LA CALDERA POLITICA
La temperatura política reinante, es  una muestra de que la carrera electoral para el 2017 puso primera. Frente a tanta pirotécnia verbal, empresarios y analistas se preguntan si el Gobierno logrará salir del pantano . O si la derrota que sufrió en Diputados terminará dañando de manera definitiva el acuerdo de gobernabilidad con el que pudo timonear este primer año de gestión. 
Por estas horas, siete de cada diez argentinos considera que Mauricio Macri no cumple nada o cumple muy poco las promesas electorales. Igual número de personas, también califican como negativa la situación económica del país. Y el 60% considera que ya no debe echársele la culpa a la llamada "pesada herencia".Este cuadro de situación tal vez explique que al cumplirse un año de gobierno la aprobación del Presidente cayó 13 puntos si se la compara con la que tenía el 10 de diciembre del año anterior. Las conclusiones se procesaron la semana pasada y pertenecen a una encuesta realizada por el Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP), la consultora que dirige el sociólogo Roberto Bacman. En total se entrevistaron 1.200 personas de todo el país, respetándose las proporciones por edad, sexo, nivel económico y lugares de residencia. La caída de la imagen de Mauricio Macri, tiene una sola explicación y es la falta de resultados en la economía real.
LA AMENAZA DEL PERONISMO UNIDO
Emilio Monzó, el hombre del Gobierno con más muñeca política en el Congreso, teme que el peronismo pueda unirse. No solo en el plano parlamentario, sino también en el electoral. "Nunca pensamos que el Frente Renovador pudiera acercarse al kirchnerismo", admitió el legislador, quien insistió en incorporar al gabinete a referentes del justicialismo, para así evitar una mayor unidad de la oposición en detrimento de las alianzas que pueda establecer el oficialismo en el Congreso. Monzó se lamentó, señalando que fue un año perdido para ampliar la base de Cambiemos. Entre las hilachas de la contienda, es evidente que la palabra consenso ya no será la llave maestra en el Congreso. De aquí en más, para el Presidente será titánico aprobar leyes sin la ayuda de la oposición peronista y Massa, lo cual plantea un futuro institucional sombrío.
La furia del Presidente contra Massa tiene sus razones. Si el proyecto sale, le costará al Tesoro 75 mil millones de pesos. De allí la bronca presidencial que hizo temblar hasta las paredes de la Casa Rosada. No obstante, la gobernadora María Eugenia Vidal como los referentes de Cambiemos en el Parlamento, prefieren alejarse de la posibilidad de la ruptura total. Saben que sin los votos del Frente Renovador, Macri tendrá que avanzar a fuerza de vetos y decretazos, lo cual podría complicar el futuro escenario electoral. Además, Vidal está en un momento crucial. Casi a un paso de lograr que la oposición le vote el Presupuesto 2017.  "Ya hay  acuerdo general, le vamos a bajar un poco la cifra de endeudamiento, pero tendrá su ley de leyes", admitió en voz baja una de las principales espadas del FR bonaerense.
CON EL LATIGO Y LA CHEQUERA
La vicepresidente Gabriela Michetti también jugó fuerte y luego tuvo que rectificarse, al confirmar que si el Senado convierte en ley la reforma de Ganancias que impulsa la oposición, el Gobierno "no tendrá más alternativa que vetarla". De todos modos, Michetti puso en duda que el proyecto opositor, que obtuvo media sanción en Diputados, "salga del Senado", debido a la falta de respaldo de varios gobernadores. El Gobierno piensa utilizar la política del látigo y chequera. Les preguntará de que lado del mostrador se van a ubicar, ya que perderán unos 20 mil millones de recursos. Si eligen convalidar el proyecto que grava la renta financiera de los ahorristas, el juego, la tenencia de Lebac y repone las retenciones a las minerías, les dejará en claro que no deben esperar asistencia financiera especial para cubrir la pérdida de ingresos que tendrán por esta ley.
Si logran su apoyo, el desafío será modificar el proyecto del mismo modo en que dieron vuelta la Emergencia Social. La Casa Rosada endurecerá el trato con los mandatarios provinciales y los legisladores del PJ, que a su juicio, "demostraron que quieren llevarse puesto al Gobierno". Si la letra se altera, el proyecto deberá volver a Diputados para un nuevo tratamiento, con lo cual Macri logrará dilatar el debate hasta fines de diciembre. De lo contrario, el Presidente tendrá que explicarle a la sociedad porqué traicionó su promesa de campaña. En medio de la disputa entre el Gobierno de Cambiemos, la consultora Aresco, de Julio Aurelio, dio a conocer una encuesta que indica que casi el 70% de la población apoya la propuesta del Frente Renovador.
El Gobierno ha perdido iniciativa política. Este camino de debilitamiento se inició el 18 de noviembre, frente al Congreso, con la marcha de organizaciones sociales y sindicales para reclamar la ley de emergencia social. Las concesiones que hizo el macrismo a estos sectores comprometieron más los futuros presupuestos. No obstante, las demandas siguieron multiplicándose con cortes de calles y piquetes que pusieron al borde de un ataque de nervios la vida cotidiana.
EL TERMOMETRO SOCIAL AL ROJO
En vísperas de fin de año, el Gobierno observa con preocupación que la temperatura social va en aumento. La ola de piquetes no es  una casualidad. Revela claramente que la protesta va copando las calles y acorrala al macrismo, siempre con la piel muy sensible frente a la posibilidad de un fin de año con desbordes. Días atrás la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich había augurado un diciembre "súper tranquilo", aunque después corrigió, para señalar que están monitoreando a diferentes grupos que fogonean a través de las redes sociales acciones de saqueos a comercios antes de las fiestas.
Basta con ir a las estadísticas, para comprobar claramente que las movilizaciones son la expresión espontánea de la gente que la está pasando mal . Según la consultora Diagnóstico Político, durante noviembre se registraron 575 piquetes en todo el país. Es el mayor número desde mayo y marca un aumento del 7% con respecto a octubre. En la cuadrícula que llevan las autoridades, la provincia de Buenos Aires aparece como el distrito más conflictivo con 129 cortes. Segundo lejos, figura la capital con 54.El trabajo también pone al descubierto el ADN de las protestas.En primer lugar aparecen los piqueteros y organizaciones sociales, en segundo, los trabajadores estatales, en tercero los vecinos por reclamos barriales y en cuarto los despedidos y desocupados. El once meses de macrismo, se llevan contabilizados 5.901 cortes en la vía pública.
LOS FOCOS DE LA PROTESTA
Los piquetes parecen una práctica vieja, pero apenas tienen 20 años. Nacieron en 1996 con la pueblada de Cutral-Có, en Neuquén. Aquella vez en la ruta 22 se levantaron barricadas para reclamar contra la desocupación.Con la llegada de la crisis del 2001 se trasladaron del interior del país, a las autopistas y avenidas porteñas para reclamar asistencia social. Hoy la calle sigue siendo el espacio donde se visibilizan las demandas. Día por día en Capital  y el conurbano bonaerense, hay un promedio de cinco cortes en vías públicas. En la Ciudad los puntos neurálgicos de la protesta son la avenida 9 de Julio, alrededor del Obelisco y frente al Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, frente al ministerio de Trabajo, en la avenida Alem al 600, Diagonal Norte y los cruces de Rivadavia y Callao y Corrientes y Callao.
En el Gran Buenos Aires los principales focos  tienen lugar en los partidos de la zona Sur, en Lanús, La Matanza, Lomas de Zamora, Quilmes y Avellaneda. La Plata, es la ciudad con más piquetes en lo que va del año. Tiene que ver con que actúa como caja de resonancia para las agrupaciones y los gremios que plantean reclamos y quieren que se escuchen en la Gobernación. Además, su Universidad que alberga más de 100 mil alumnos, es un foco de protestas las que suelen tener como escenario el edificio del rectorado y en la puerta de las facultades. En el más alto nivel del Gobierno aún no le han encontrado la vuelta al dilema de la ciudad sitiada.
NO LE ENCUENTRAN LA VUELTA
El impetuoso arranque del Protocolo Antipiquetes orquestado por la ministra Bullrich, se terminó diluyendo por su complejidad.La funcionaria garantizó la liberación de los accesos, pero prefiere no meterse en territorio de Rodríguez Larreta para evitar cortocircuitos. Los últimos piquetes en la capital federal la convirtieron en un verdadero pandemonio, ya que la presencia policial brilló por su ausencia. El macrismo deambula sin brújula a la búsqueda de paliativos. El Frente Para la Victoria en el Senado había aprobado el 16 de noviembre una Ley de Emergencia Social que estipulaba la creación de un millón de puestos de trabajo, a un costo fiscal cercano a los 50 mil millones de pesos. Dos días después, la CGT  y los movimientos sociales concretaron una fuerte protesta a las puertas del congreso.
En esas instancias el Gobierno temiendo una encerrona, acordó con los movimientos sociales y el Frente Renovador de Sergio Massa un proyecto más reducido que le podría llegar a demandar a las arcas del Estado, hasta 30 mil millones de pesos en tres años. Esa iniciativa, que tiene a la cabeza al Movimiento Evita y la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular, le abre la puerta a los piqueteros para que puedan tener su propia obra social.
MACRI ENTRE DOS FUEGOS
En la Casa Rosada intuyen que este pacto podría garantizar un fin de año en paz, pero la ebullición de la calle muestra otra cara de la realidad. Hay movimientos sociales que juegan de buenos y dialoguistas y otros que se pintan la cara y ejercen el papel de malos. El Gobierno entonces, en medio del parate de la economía, aparece acorralado entre dos fuegos y cede en casi todo. Las últimas semanas del oficialismo han sido tensas.Se repartieron entre batallas en el Congreso y un retiro en Chapdmalal. 
Cambiemos sufrió el más duro golpe en la pelea por el impuesto a las Ganancias,  y ahora deberá recalcular su estrategia. La ensayista y escritora Beatríz Sarlo calificó al Gobierno "como nacido de un huevo de pascuas" y pronosticó que si Macri pierde las elecciones del año próximo "está de salida". Con la acidez que la caracteriza, Sarlo le recomentó al Presidente incorporar a la gestión "peronistas racionales para que lo ayuden". Sarlo se paró en la línea del presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó y disparó que "si se viene el peso del peronismo, Macri debería hacerle caso y acercar a los dirigentes con los que se puede dialogar".
También añadió que "la linea de atrás de Macri es de un presidente de un equipo de fútbol y el empresario. Esto es nuevo. Estábamos acostumbrados a ver que los políticos hacían un camino que se iban ganando. Esta es toda gente rica que se ha criado junta", opinó Sarlo sobre el gabinete. Pasar por encima de la ley del blanqueo de capitales con un decretazo, fue otro de los desaciertos de Macri. El diputado Felipe Solá calificó al Presidente como "un niño mimado que quiere que su papi pueda blanquear", al tiempo que recordó la existencia de sociedades off shore del patriarca de la familia. "El Presidente hace un decreto especial violatorio de este Parlamento, de la Constitución, de toda ética". En el mismo sentido, el diputado massista consideró que "es una verguenza para quienes se adjudican la condición de jueces morales. Y encima, nos quieren vender el pescado podrido de que vienen a limpiar el país".
 Las voces de la oposición son cada vez más fuertes y aumentarán en la medida que se acerque el tiempo electoral. La gobernabilidad ha entrado en terapia intensiva. El Presidente se estrelló contra el muro de los lamentos y deberá corregir el rumbo. El riesgo es, que un resultado adverso en las elecciones de medio término podrían complicarle aún más el escenario.

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